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Archive for the ‘citas textuales’ Category

«Nunca dejes que la realidad te destruya una buena nota». La frase se escucha en las redacciones de todos los medios periodísticos dividiendo entre quienes hacen de ella una máxima y quienes la pronuncian con sorna tratando de reencauzar al trabajo de prensa dentro de una práctica honesta. En ese marco, los desarrollos tecnológicos suman un nuevo y permanente desafío. ¿Cómo hacer para que la necesidad por interpelar al lector y generar mayor interactividad no erosione los principios básicos de una noticia? Aquí les dejo un ejemplo peliagudo y reciente.

El 11 de noviembre de 2012 Tiempo Argentino publicó una entrevista en exclusiva con el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon. En esta el titular de las Naciones Unidas intenta esquivar diplomáticamente cualquier declaración disonante que pueda generarle roces con los países involucrados en el conflicto y, en especial, con el Reino Unido que es miembro permanente del Consejo de Seguridad, el único órgano de la ONU que toma decisiones de cumplimiento obligatorio. Sin embargo, reconoce que al intentar interceder como mediador para facilitar el diálogo entre ambos países Argentina aceptó sus oficios y el Reino Unido todavía no le ha contestado. De allí puede derivarse que el país británico no se presta para el diálogo que es la forma para resolver el conficto definida por la Asamblea General del organismo. Tiempo Argentino no brinda esta traducción simplista sino que cita las palabras de BKM.

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Horas después los portales digitales de La Nación e Infobae se hacen eco de la noticia pero de una manera singular. La Nación lleva al título que «Para Ban Ki- moon, los kelpers deberían poder «decidir sobre su futuro». En la nota Ban Ki-moon no habla de los «Kelpers» en ningún momento y hace alusión a la decisión de todos los pueblos que viven bajo ocupación colonial en esta respuesta:

«La impresión es que la gente que vive bajo esas condiciones debería poder obtener cierto nivel de capacidades para que puedan decidir sobre su propio futuro. Y este es el principal criterio de los órganos principales de las Naciones Unidas. Lograr la independencia o que tengan cierto gobierno de sus territorios».

La respuesta, sacada del arcón diplomático de la ONU, no hace más que reiterar las definiciones del organismo en términos generales para los «territorios no autónomos». La interpretación de La Nación, pareciera apoyar la iniciativa de referendum en las Islas (que es el argumento británico para no sentarse a dialogar) sobre la que Ban Ki-moon no se pronunció y que el Comité de Descolonización de la ONU no respalda porque reconoce que su posición de ocupación no es equivalente a la del resto de las colonias.

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Infobae, por su parte, publica primero un artículo con la misma perspectiva que Tiempo Argentino casi parafraseando al diario impreso: «Gran Bretaña aun no aceptó nuestra propuesta de dialogo por las Islas», pero luego cambia de opinión y edita como La Nación: «Ban Ki-moon sugirió que los kelpers puedan tener decisión «sobre su futuro». La evidencia de tal cambio marketinero queda expresado en el link permanente que no se modifica: www.infobae.com/notas/680653-Gran-Bretana-aun-no-acepto-nuestra-propuesta-de-dialogo-por-las-Islas.html y en la redacción del artículo que sigue la otra lógica.

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El motivo de los cambios es claro. A las dos horas de publicado el artículo de La Nación, su sitio cuenta 144 comentarios, la mayoría de ellos hacen alusión al título y no se redirigen al sitio web de Tiempo Argentino para leer la nota completa o las citas reales. En el caso de Infobae el resultado es menos efectivo: solo 17 comentarios, aunque ellos también se detienen solo en el título y la bajada. Sobre la nota, que está vinculada al primer título que puso el sitio web, casi no hay alusiones.

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Actualización

El portal Minuto uno, probablemente para no quedar rezagado con sus competidores apostó a la misma estrategia pero doblegó la apuesta: «Malvinas: la ONU se muestra a favor de la autodeterminación de los isleños». De tal forma ya no solo distorsiona los comentarios de la nota, sino que además confunde al Secretario General de la ONU con toda la organización compuesta por 193 miembros y que, además, en varias ocasiones dijo que el camino para la solución era el diálogo.

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Asi como en las calles se dirime el poder popular, la discusión acerca de los deberes y derechos de las empresas productoras de pasta celulosa y papel para diarios se discute en las mismas páginas que estas producen de manera casi redundante. Sin embargo, pedimos la palabra en este caso para traer a colación un recuerdo del fundador de Crónica, Héctor Ricardo García, respecto del momento en que el ex presidente Carlos Saúl Menem quiso vender Papel Prensa.

Antes de ello una breve contextualización a modo de nube de tags: fines de los ochenta y principios de los noventa, hegemonía del neoliberalismo, retiro del Estado, flexibilización laboral, etcéteras varios. En ese marco:

«Todos esos contactos, más el hecho de ser el propietario de «cronica», me ubicaron el 21 de julio de 1989, a poco de asumir la presidencia de la Nación, en el comedor de la Casa Rosada, donde almorzamos a solas, oportunidad en que se interesó por la situación conflictiva de la sociedad que integraba en «Radiodifusora El Carmen SA».

Abandonando la mesa, servilleta en mano, fue hasta un pasillo reclamando la presencia del entonces Secretario de Prensa, el médico Jorge Rachid, a quien le pidió que se interesara por el tema «y encontrarle una solución». Su colaborador dijo que en días partía hacia el exterior en «viaje de estudios», pero el presidente insistió: «Antes buscale una solución al problema de Ricardo». Momentos después me anticipó que estaba dispuesto a vender la participación del Estado nacional en «papel Prensa» (el 23,71%), preguntándome si me interesaba. 
Ni una ni otra cosa sucedieron».
Extraído literalmente del libro «Cien veces me quisieron matar» de Hector Ricardo Garcia, publicado por Editorial Planeta, Buenos Aires,  2da Edición. 1997. Página 289.

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Facundo Arrosamena nos presta su ojo entrenado para enseñarnos a detectar un particular estilo de titular que emplea el plus-centenario diario argentino La Nación. Una estrategia de interpretación práctica para el lector que no gusta de las alusiones sutiles, puede ser. Pero cita textual, como implican las comillas, claramente no.  A las pruebas nos remitimos.

Para ver en versión digital del propio diario, puede hacerlo aquí

 

Si usted ha quedado pasmado con la libertad de titular de algunos editores diarios, no deje de visitar este posteo del archivo.

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El 21/08/2010 falleció Rodolfo Fogwill. Sin saberlo, dos días después, una compañera de trabajo me devolvió un libro escrito por él que yo le había prestado y había olvidado: «Los Pichiciegos». Me puse a hojear sus páginas para buscar los subrayados y anotaciones que suelo hacer en los pasajes de los textos que me gustan o llaman mi atención. Haciendo eso llegué a este genial párrafo:

Si los argentinos los llaman «rusos» y los ingleses —así lo pronunciaban el paracaidista y el de la radio— les dicen «rachan», los rusos, que algunos creían que estaban por llegar, se han de llamar de cualquier manera, pero seguramente a ellos mismos no se dirán ni «rusos» ni «rachan». Los británicos, que eran los ingleses, llamaban a los argentinos «archis» y a los malvineros «jepls» y a ellos mismos se llamaban «uiners». Los porteños se llamaban porteños a ellos mismos y a los demás les decían «forros»; por eso les quedó «forro» a ellos, porque andaban siempre diciendo «forro» a un lado y a otro. Un pichi, el tano Brecelli, se tomó el trabajo de anotar todo eso. Bueno: anotar no, porque abajo el único que anotaba era Pipo, que llevaba las cuentas.

Brecelli había hecho una lista mental de las palabras y de las maneras de hablar y se las sabía de memoria: la recitaba y siempre le iba agregando cosas; y cuando aparecía un nuevo, mientras los otros le enseñaban cómo tenía que portarse, él les cantaba la lista: «al turco ‘Turco’ porque no es turco, es árabe; a Acevedo que es rosarino, porque es judío, se le dice ‘ruso’ o ‘rachan’ en inglés; a los judíos ‘hijos de puta’ porque escupieron a Cristo y ‘gracias’ porque le mandan cohetes a Galtieri; a Galtieri de acá, ‘Galtieri’ porque es muy boludo y se creía que íbamos a ganar; y a los forros ‘forros’ porque son forros y lo único que saben hacer es forrear…»

—¡Callate forro…! —decía el santiagueño.

—Y qué querés, si no fuera forro, no estaría aquí entre tantos negros roñosos como vos —decía Brecelli, que era porteño.

Rodolfo Enrique Fogwill, «Los Pichiciegos»,

Editorial Interzona (2006), Pág 114.

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